Hay problemas que cuando tenemos necesidad de solucionarlos sabemos perfectamente a quién acudir. Esto no pasa cuando se trata de gestionar o invertir nuestro dinero: nos dejamos llevar por la opinión de nuestro banco, de un familiar o de un amigo antes de acudir a un profesional. Este profesional no es otro que el asesor financiero.
De una manera muy genérica, incluso fría, podríamos decir que un asesor financiero es un profesional que informa y asesora a sus clientes sobre todo lo relacionado con la gestión de su economía.
Yo prefiero una definición más cercana y con la que me identifico plenamente: el asesor financiero es la persona que está para acompañarte y ayudarte a tomar las mejores decisiones, que te lleven a conseguir tus objetivos y no los objetivos de otros, estableciendo una relación personal con el cliente, basada en la confianza.
A partir de aquí empieza, quizás, una de las funciones más importantes del Asesor Financiero: el seguimiento.
Periódicamente, el asesor financiero se tiene que reunir con el cliente, analizar si ha cambiado su situación personal, familiar o profesional, revisar si los productos contratados siguen siendo los adecuados, el cumplimiento de los objetivos, las estrategias y, si procede, su modificación.
¿Cuál es el precio de un asesor financiero? Todos tenemos que tener una cosa clara: no existe el asesoramiento financiero gratuito, es un trabajo como otro cualquiera. ¿Existen fontaneros que trabajen gratis?
Pero, ¿cuánto cobra un asesor financiero? Existen dos tipos de asesoramiento financiero: independiente y no independiente.
El asesor financiero independiente, no trabaja para ninguna compañía y, por supuesto, no recibe retrocesiones (comisiones de las compañías por la contratación de productos), por lo que necesariamente debe y tiene que cobrar directamente a sus clientes por este asesoramiento. ¿Cómo?
El coste del servicio dependerá de la casuística de cada cliente y del volumen y trabajo a realizar. Se me ocurren 3, sobre las que se pueden realizar muchas variaciones:
Este tipo de asesoramiento, al contrario de los países anglosajones, es muy poco común en nuestro país, debido a la falta de costumbre de pagar por un servicio del que se piensa erróneamente que “cualquiera podría hacer”.
El asesoramiento dependiente es el que realiza un asesor financiero que trabaja para una o varias compañías del sector, ya sea como autónomo o como empleado, trabajo por el que recibe unos ingresos, en forma de sueldo o de comisiones.
Por lo tanto, en este último caso, el cliente no pagaría nada al asesor. Habitualmente su oferta de asesoramiento se centra en los productos de la/s compañía/as para la/s que se trabaja, y aunque esta es más limitada, suele estar acompañada de servicios adicionales que permiten hacer un seguimiento personalizado de la situación financiera de cada cliente. En Seguros Bilbao, por ejemplo, realizamos de forma anual un análisis de necesidades y una visita de servicio para conocer si los objetivos y, por tanto la planificación del ahorro, han variado.
Si preguntamos a 10 personas sobre qué características buscarían en un asesor financiero, seguro que habría muchas diferentes, pero también algunas que coincidirían. Por mi experiencia de más de 25 años en el sector, considero que dentro de estas últimas tienen que estar obligatoriamente las siguientes:
Como en casi todo, en el asesoramiento financiero ha aparecido la oferta on-line, cuyas ventajas son comunes a cualquier sector:
¿Mejores o peores? Cada persona puede tener su opinión, pero creo que hay una palabra clave para decantarse de un lado o del otro: confianza.
Últimamente están proliferando recomendaciones, no confundir con asesoramiento financiero, a través de las redes sociales por los llamados influencers, normalmente personas sin la formación específica, previo pago de las compañías interesadas, aprovechándose de su gran número de seguidores: actúan como si fuera uno más de los muchos productos que publicitan. Somos dueños de nuestras decisiones, pero el asesoramiento financiero no es un juego.